La experiencia propia de uno de los coautores demostró, que la existencia de creencias en fantasmas subterráneos no tienen que ver con el desarrollo tecnológica de las minas: En una de sus primeras prácticas estudiantiles fue expulsado de una mina de carbón altamente mecanizada y automatizada, por el hecho de haber silbado durante el trabajo en una galería, lo que según la creencia de los mineros provoca accidentes por caída de piedras cuando los fantasmas así despertados salen bruscamente de la roca. El mismo efecto (de despertar a los seres subterráneos y de causar accidentes) se atribuye en muchas regiones mineras a las mujeres, cuando entren en una mina.