6.1.5. Instituciones involucradas

En el ámbito de los proyectos de cooperación internacional en el sector de manejo ambiental en la pequeña minería, es conveniente desarrollar las actividades en tres niveles: macro, meso y micro. Esto es aconsejable, ya que en todo caso se debe intentar asegurar el trabajo directo con los causantes de los problemas ambientales (micro) y mediante una institución del nivel meso y con vistas a la sostenibilidad. Se tratará de sensibilizar al gobierno (nivel macro) con los problemas del sector, para prestar asesoramiento respecto a posibles y razonables adaptaciones a nivel legislativo y sobre los enfoques de la política gubernamental del sector. 

El fomento de la capacidad de rendimiento de las organizaciones contrapartes, con las que se ejecuta proyectos, es una función clave. Se debe apoyar principalmente la cooperación complementaria entre organizaciones estatales y privadas. Lo óptimo en muchos casos es una combinación de contrapartes estatales y privadas según las tareas. 

Un proyecto debe adaptarse a las posibilidades espaciales, institucionales y financieras, y apuntar hacia efectos de sistematización. En lo posible, la cooperación en el nivel micro será interconectada desde el inicio con el nivel meso. Al nivel macro, se busca la cooperación en alianza con otras agencias de cooperación al desarrollo, cuando dispone de experiencias sectoriales específicas. En los sectores estratégicos se participa en el diálogo político con el Estado, con organizaciones de la sociedad civil y con la economía privada, y fomenta la toma consensual de decisiones sobre condiciones marco favorables para el desarrollo. 

Por lo tanto, sería conveniente que el proyecto se planifique de tal forma que pueda influenciar en los tres niveles de intervención. Los diferentes grupos e instituciones de estos niveles se presentan en la Tabla 22.

Una decisión adecuada para asegurar un control de ejecución y una coordinación interinstitucional resultó ser la constitución de dos organismos, es decir, una junta directiva (o directorio) y un consejo consultivo técnico (véase también capítulo 7.1).

Aparte de la persona que representa al ejecutor del proyecto, la junta directiva se compone de representantes de las instituciones gubernamentales correspondientes, así como de un representante del financiador y de la sociedad civil. La junta directiva decide sobre la política global del proyecto, así como sobre las asignaciones de los recursos financieros.

El consejo consultivo técnico se compone de todos los grupos relevantes e interdisciplinarios que se ocupan de la temática, instituciones, entidades públicas y personas individuales. El consejo consultivo, contrariamente a la junta directiva, es una agrupación abierta y de asesoría. El espectro de instituciones importantes en este sector es muy grande, como se puede apreciar en la tabla anterior. La función del consejo consultivo técnico es el intercambio de informaciones en un campo especializado y asesoría a la ejecución del proyecto.

Con aquellas instituciones que no están incluidas formalmente en el proyecto, se deberá acordar coordinación a otro nivel.

Especialmente en el área innovador del manejo ambiental y de desarrollo de tecnologías ambientales, es aconsejable considerar en la ejecución del proyecto a instituciones dedicadas a la enseñanza e investigación.

Aparte de las instituciones y grupos aquí mencionados, es aconsejable mantener un intercambio intensivo con otros proyectos de la misma índole tembién en otros países, con otras cooperaciones y con redes de temática relevante. De esta manera, en el caso de la problemática del mercurio en la pequeña minería, existe la posibilidad de coordinar varios o todos los proyectos en, por ejemplo, todos los estados limítrofes del Amazonas.

La selección de contrapartes o colaboradores a nivel meso, en muchas de las veces, es una tarea que requiere de alta sensibilidad. Frecuentemente, estas instituciones han desarrollado ideas y conceptos innovativos de intervención y presentan los mismos en forma de proyectos a las agencias de cooperación o en forma de subproyectos o componentes a proyectos en ejecución. Frente a estas propuestas, se debe evaluar por una parte la conveniencia y factibilidad de la propuesta, y por otro lado la capacitad de ejecución y la imagen de la institución solicitante.

Si la propuesta es conveniente y factible, y además está presentada por una institución que cumple los criterios de una institución sostenible (ver subtítulo 6.2.5), el riesgo de su implementación es mínimo. Posibles conflictos ocurren en casos en que la propuesta requiere de mayores ajustes o cuando la institución solicitante no cumple los criterios de sostenibilidad.